Por : Enrique Benites Delgado

Una de las fortalezas que tenía el Partido Aprista, practicada por el propio fundador y creador de esta ideología, Víctor Raúl Haya de la Torre, era la disciplina. Con el poder que tenía, nunca hizo abuso ni exageración de ello. Más bien llevó a la práctica esa fuerza que da la unión y respeto que debe de existir dentro de toda institución o agrupación.

Cualquier acuerdo u opinión en contra sobre algún tema era tratado al interno de su agrupación, con sus militantes o los mismos discrepantes. Nadie se escapaba a ello y, una vez tomado el acuerdo, todos lo aceptaban y defendían. Sacar al público las diferencias era, y es, comidilla para los opositores y enemigos de su organización que buscaban siempre como debilitarla. Se evitaba eso.

La fraternidad era otra de las grandes fortalezas que tenía el partido del pueblo. Era común escuchar a los ciudadanos decir: "entre ellos se dan la mano". Era un orgullo escuchar esas frases. Eso… hace mucho tiempo. ¿Qué pasó? ¿Por qué se ha perdido tan valiosas fortalezas? ¿Falta de liderazgo? ¿Falta imponer disciplina a quienes no respetan las normas? Ahora se buscan primeras planas con lo que sea con tal de figurar.

Antes de cada proceso electoral, el local partidario se llenaba de compañeros y gente nueva. Todos eran "leales y consecuentes". Todos juraban colaborar ante cualquier llamado.

Todos participan de los procesos electorales. Unos pierden, otros ganan. De los primeros, algunos se fueron a otros movimientos políticos, traidores.

De los ganadores, algunos se volvieron soberbios. "Ahora pertenecemos al pueblo de Trujillo", "Eso lo decido yo porque ahora soy la autoridad", dicen muy orondos para justificar su accionar olvidándose de donde provienen, a quien le deben el lugar donde están.

Ya no acuden a los llamados de su partido. Hacen lo quieren o lo que les parece, hasta "en contra de corrientes de opinión". Claro, pues, ahora ya tienen poder.

Toda esta suma de hechos, indisciplina, la escasa fraternidad, la falta de respeto hacía sus autoridades partidarias, la ambición, las peleas internas, los apetitos personales desmedidos, son las que derrotaron al APRA en Trujillo. No ha sido Acuña. Cualquier candidato ganaba las elecciones municipales.

La falta de tino para desvirtuar el "nunca han hecho nada por Trujillo" de parte de la gestión anterior aportó a ello. La corriente en contra había crecido mucho, año tras año.

De eso se da cuenta Acuña, por eso renuncia a postular a la presidencia de la Región y lo hace para la alcaldía. ¡Oportunista !...

Si se quiere recuperar la fe y la esperanza en el movimiento que formara Haya de la Torre, tiene que superarse estas malas artes de hacer política, volver a su práctica original. "Fe, unión, disciplina y acción".

El APRA tiene héroes, mártires que ofrendaron su vida, que dejaron su familia, su tiempo por la lucha suprema de lograr la igualdad y la justicia para sus pares, sus hermanos trabajadores.

Tenemos historia, no somos un movimiento que se junta para cada proceso electoral y luego desaparece. Se tiene que cultivar y formar a la juventud con el ejemplo de unidad, disciplina, lealtad y fraternidad. Caso contrario se seguirá llorando sobre los mismos errores, y no se aprende de ello.
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