La Noche de Catarsis
Por: Jhonson Centeno Burgos
La idea central era que los invitados echaran un vistazo a lo acontecido el año que se nos va, en una onda crítica, panorámica, y -en la medida de lo posible, y aunque resulte mucho pedir- irónica. Asistieron puntuales como prometieron: Alberto Alarcón, Adriana Doig, Víctor H. Chanduví, Karina Chávez (la enigmática chica del Chaska, que llegó con su elegante representante), y los chicos de Perú Salvaje, que nos hicieron la noche.
Extrañamos a Mingo Varas, Teodoro Rivero, y el buen P. Hidalgo. Don Teo se excusó amablemente porque tenía que repetir el plato con la presentación del libro de Gonzáles Viaña (la noche anterior lo había hecho en la Municipalidad), Vallejo en los Infiernos, esta vez en Plaza Vea. Así que por ahora algunos temas puntuales quedaron en el tintero.
La Casa de La Emancipación siempre será el mejor lugar para una camarilla que observadores que no estarán dispuestos a seguir como borregos el día a día, y así siempre lo ha entendido don Carlos Chávez, director de Cultura de la Casa , que acogió el proyecto desde un inicio (no tuvimos mucho tiempo para difundirlo al verdad), y se animó a participar con nosotros hasta el final de la charla, siempre con ese ánimo juvenil que lo caracteriza.
El primero en disparar fue Víctor Hugo Chanduví, convocado para hablar sobre las mil y un universidades y la problemática sostenida que vienen alimentando particularmente en Ciudad Travesti (masificación, informalidad, cuadros docentes, planes de estudio, especialidades, etc. etc.), pero que nadie quiere ver.
(A lo largo de su intervención, me llegó un msj al celu desde el público preguntándome quién diablos era). Chanduví, en honor a la verdad, ha sido uno de los animadores de este evento, con sus propios invitados y todo, y –desde que salió de Postgrado UPAO, después de una gestión netamente académica- quiere darle duro a la movida cultural en la city.
Chanduví, nacido en Pomalca pero Trujillano de corazón, ha transitado por la poesía (ver sus 12 Poemas al Maestro), la pintura, el esoterismo (es miembro de la hermandad de la "Rosa Blanca"), y anuncia varios proyectos para el "año de la rata", (según el horóscopo chino), pues es de los tipos que "no puede estar tranquilo en su asiento", como me dijera una de sus simpáticas ex secretarias.
Adriana Doig, ha sido una de los personajes que concitó mayor atención desde el anuncio del evento, especialmente porque hace unos días comunicó el cierre de Adriática, su heroica librería que lleva más de una década entre los trujillanos, y es parada obligada para la gentita culturosa que viene de fuera.
Chiruza, que es como la llaman sus amigos, confirmó el cierre del negocio libresco, y ratificó, ante una pregunta del poeta Alberto Alarcón, sus planes de la próxima edición de la Feria de Libro, ya institucionalizada en Trujillo.
"ATAL seguirá trabajando por el desarrollo cultural de la ciudad, a pesar que a veces tenemos viento en contra de parte de ciertas autoridades", dijo la empresaria. A esta, hora el pequeño público que seguía atento las intervenciones decidió hacer su propia catarsis, y opinó a favor y en contra de la famosa feria.
Respecto de la preferencia que se tiene por los escritores limeños, Adriana justificó su enfoque en la escasa producción editorial de nivel, y en la informalidad y poco cuidado que se tiene en las ediciones.
Siendo así, dejó sobrentendido, la Feria seguirá siendo como hasta ahora: le mejor vitrina norteña para escritores limeños.
Choprove.