La Calle Junín
Por: Dante Ramos de Rosas
Es una calle entre los jirones San Martín e Independencia. La casa se orienta frente a un hotelito de mala muerte donde las parejas matan los fines de semana. Al costado del hotel un locutorio levanta sus fonos para los vecinos que por allí desfilan. Se trata de la casa donde vivió el General Remigio Morales Bermúdez allá por la década del 30 en Trujillo.
Vigilando la ciudad luego de la revuelta del 32 por el APRA. Su color es rosado y se cuenta que fue un grupo de complotados quien toco la puerta un buen día citando a la esposa del general a una verosímil fiesta, donde la violentaron cruelmente.
Luego fueron a casa del militar alarmándolo sobre el estado de su esposa, este salio precipitadamente y afuera lo esperaban los complotados que lo balearon mortalmente. El complot fue fraguado por el aprismo nativo por supuesto.
Así murió un hombre al que todo Trujillo respetaba y quería. Años más tarde su nieto llevaría su nombre alistándose místicamente o inauditamente? en las filas del APRA.
Su padre era el General Francisco Morales Bermúdez esta vez colocado en el poder como presidente de facto. Por esos años la revista trotskista " X " evocaba a Morales como el candidato encubierto del APRA para ser postulado en 1980.
Se hablaba de un pacto entre el Apra y la Fuerza Armada. Lo raro fue que Morales no se decidió a pasar al retiro y a ser candidato quedándose para vestir santos.
Por eso no es de extrañar el cómo Alan García sale a defender a Morales de las acusaciones de la jueza italiana que pretende encausar a éste por la desaparición de sus connacionales.
Aquí la pregunta no es si Morales es inocente o culpable, francamente a mí no me interesa saberlo sino interpretar el cómo un hijo y un nieto de un general asesinado por el APRA en Trujillo enarbolaron el perdón político nacional?, la ambición política ciega? o la hiperesquizofrenia más desvariada e insana? que logra condonar, suspender en el aire de la amnesia más rabiosa o sabe dios que oscura mezcla de aspectos el mandar al desván de la historia un episodio trágico y feroz que sacudió a su familia torvamente.
Pero bueno, esas crisis síquicas para algunos como el general Morales se resolvían en los bares con el increíble y freático consumo de alcohol. No por nada le decían "El caballero de los bares"´ en la revista "Monos y Monadas".
O en todo caso pensar en cómo la neurosis de culpa de un nieto llamado Remigio se sobrellevaba con el ingente consumo de dos manías.
Una manía de la cocaína y otra de otras "coquitas". Su tremendo regustazo por las mujeres de esta linda ciudad como Beatriz Doig Mannucci y la gatuna Sandra Otoya.
Aunque ahora recuerdo una anécdota que puede explicar ese perdón casi diabólico. Hace 15 años entreviste en Radio "La Hora" al general y la tropa de jovencitos que lo seguían.
Allí estaba Gustavo Vereau -ex subprefecto fujimorista- . Como todos sabemos aquella radio se situaba al costado de la logia masónica.
Hubo un momento en que Vereau le señalo al general que esa era su logia. Morales ni se había dado cuenta del templo masónico. Ambos eran masones.
Sé entonces cómo probablemente fue admitido Morales en la logia. Su prueba de fuego iniciática fue perdonar lo sucedido con su padre. Veamos si su adherencia a la masonería lo salvara esta vez.