Por: Enrique Benites Delgado

La “victoria” del alcalde de La Esperanza, don Daniel Marcelo, si es que se le puede llamar así, al evitar que sea vacado ante la denuncia por haber contratado al esposo de su hermana y a su tío, podría considerarse como una “victoria pírrica”. Ha dejado más muertos que vivos. Si bien es cierto que no logró la mayoría de votos para ser vacado, la figura de nepotismo si se presentó. La ley es clara en su Artículo 1° dice:

“Los funcionarios de dirección y/o personal de confianza de las entidades públicas… que tengan injerencia directa o indirecta en el proceso de selección se encuentran prohibidos de ejercer dicha facultad en su entidad respecto a sus parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad y por razón de matrimonio”. Por lo tanto, al haber contratado a sus familiares el alcalde Daniel Marcelo ha cometido acto de nepotismo.

La misma Ley en su Artículo 2 establece que el órgano de control interno debe: “velar por el estricto cumplimiento de la presente Ley, bajo responsabilidad del Titular del Pliego o quien haga sus veces según corresponda, sin perjuicio de las acciones de control que ejerza la Contraloría General de la República”. En el Reglamento de la Ley dice: “debe verificar el contenido de los documentos presentados por aquellos que se incorporen a la entidad”. La otra dependencia municipal que tiene responsabilidad según el Reglamento es el Órgano de Administración que le corresponde: “…recabar una declaración jurada de toda persona que ingrese a prestar servicios… deben consignar el nombre completo, grado de parentesco o vínculo conyugal y la oficina en la que eventualmente presten servicios sus parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, o su cónyuge, en la misma entidad”¿Cuál ha sido el control que han ejercido estos funcionarios?

Las denuncias eran de conocimiento público al haber sido difundidos por medios escritos y radiales. Ambos funcionarios también tiene responsabilidad en estas contrataciones fraudulentas e indebidas.

Ante esta situación, a don Daniel Marcelo no le quedó remedio que acudir a su padrino y dueño del partido APP, don César Acuña que, cual espadachín, ha salido a defenderlo a capa y espada. No ha escatimado esfuerzos, llegando incluso a insultar a los periodistas que denunciaron este hecho. Y, como en el caso del otro alcalde apepista de Víctor Larco, Carlos Llamo… dijo “me quedaré sin un centavo si es necesario para evitar que lo vaquen”. ¿Se ha quedado de nuevo sin un centavo por evitar que vaquen por nepotismo a su futuro candidato Marcelo? ¿Cuánto…perdón, cómo ha convencido a los otros dos regidores que públicamente habían manifestado la decisión de votar por la vacancia?

Con este caso ha quedado claro que la ley tiene errores garrafales. ¿Cómo es que una votación política puede decidir si se denuncia o no, aún habiéndose constituido el delito? La votación de los regidores es política y se ha demostrado muchas veces que cambian de la noche a la mañana. Que se ofreció puestos de trabajo, que saldrá un viajecito por allí, que costó una buena suma de dinero, muchos comentarios han corrido por debajo del agua.

Lo que también es cierto es que Acuña ha salido bien magullado de este caso. Se le ha salido “el indio” dicen criollamente. O, políticamente se le ha salido el Yo autoritario y prepotente que tiene. Es bueno que se siga desenmascarando. Esa es su otra derrota. Está en nacimiento un pequeño dictador.


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