¡ Otra vez ha regresado "cholo terco" !

Por : Johnson Centeno Burgos

Toledo no volvió a la academia, como decía, cuando se fue a Stanford con sus pasitos de cuy y el aliento pleno de etiqueta azul. Por lo menos no por mucho tiempo. Otra vez ha regresado, con su cara de pan viejo (no sé quién inventó esta chaplín pero es un cague de la risa) y encima dio conferencia de prensa con sus hermanos de juergas y amanecidas, que son pocos pero son.

Toledo confirma que el hombre es un animal político, o un fresco de la gran flauta. En realidad, el Cholo cumple el rito de todo aquel que tuvo un alto cargo público, con todo lo que ello implica. Corrección: simplemente un cargo público, porque en el dominio universal (no sé desde cuando, pero supongo que desde que los griegos inventaron la polis) la regla es que uno puede repetir el plato sin importar mucho lo que hizo o dejó de hacer.

Así funcionan las cosas en las entrañas de organizaciones como un modesto Club de barrio, municipalidades, mercados, universidades, etc, etc. Una vez que se acaricia el poder (y el billete y los anteojos negros) todo vale para no dejarlo escapar, ni cagando. Y cuando uno ha dejado los platos a un sucesor –por lo menos así enseña eso que llamamos democracia- es perfectamente legítimo intentar volver a cenar hasta el empacho, o beber –como el caso del Cholo- hasta el delirium tremens.

La gran paradoja es que nadie en su sano juicio contrataría, por poner unos ejemplos, a Alan o a Toledo para que maneje sus empresas (en el plano local podemos decir lo mismo de H. Burgos o Murgia, el Caballero del Zodiaco, ni cagando); sin embargo estos sujetos pueden llegar a ser presidentes de la república y manejar el país.

Por eso Aristóteles, en La Política, propone una organización perfecta gobernada por los filósofos (guarda con la argolla, estagirita), donde las decisiones más delicadas sean pensadas por hombres virtuosos y ajenos a cualquier ánimo subalterno. O sea, la contra política, como diría el filósofo trashumante Dante Ramos. Aristóteles, vamos, es un aburrido de atar.

El Cholo ha denunciado, como manda la pendejada, persecución política, y le ha clavado unas banderillas a Caballo Loco, que anda más sobrado que virgen en el mes de los amores.

"Señor Alan García, cuidado con el fantasma de la inflación, porque de eso usted sabe muy bien", afirmó con su inconfundible voz engolada.

Lo hace precisamente en un momento en que empieza a cobrar fuerza que no estamos en el mejor de los mundos, y que la recesión de EE. UU. y el alza de los precios ya tienen cara fea (sin alusiones, Cholo).

"El año pasado tuvieron una inflación del 5 por ciento; nosotros la dejamos en 1.5 por ciento de promedio para los cinco años. Y en lo que va del presente año, 2008, ya están cerca del 5%. Cuidado que la inflación es el impuesto más duro y cruel para los pobres", añadió sacando a flote sus estudios de economía que a todo el mundo le cuesta creer.

Toledo ha sido rápido esta vez, como un cuy ansioso fuera de la tómbola. Ya la otra vez Caballo Loco pescó al pescadito prácticamente cuando bajaba del avión, y lo invitó a Palacio en gesto de "caballeros" (como ha hecho con Marito, hace poco), y no le dejó deshipnotizar a la gente con su pasado."No queremos repetir la inflación de 2 millones en cinco años", subrayó aprovechando su intervalo de sobriedad.

El ex mandatario recordó las largas colas que debía hacer en el Centro de Lima -durante la primera gestión de García- para conseguir azúcar. "Cuidado que caiga demasiado el tipo de cambio; cuidado que enviemos una señal de descrédito al mundo cuando vengan miles de personas este año", anotó, reclamando sus créditos que los nuevos cortesanos evitan reconocer.

Y es sólo el comienzo en su campaña madrugadora para volver a la Casa de Pizarro. Pero el Cholo también tiene "ropa tendida", y en eso los apristas son campeones, así que Jorgito ya anda armando su fail, y en cualquier momento sueltan al "perro de chacra" directo a la yugular. Por su lado, el actual presidente no encontró mejor escenario para ensayar un bis "Caballo Loco 2011", y lo hizo en Trujillo, cuna y sarcófago del aprismo, al lado de más de 600 gobernadores, la mayoría de su propio partido (además que ayayaros, choferes de ocasión, sobones recargados, lameculos, etc.).

"He hecho ocho campañas electorales en el Perú –dijo con marcado entusiasmo -. Creo ser, quizás no el político más viejo, pero sí el más viejo de los candidatos pues he realizado más de 5,000 mítines en la patria, en casi todos los distritos que ustedes representan. Y alerto, de paso, que si Dios lo permite estoy dispuesto no a llegar a los 5,000 sino a los 10,000 mítines". Asuuumare, a buen entendedor…

Y para dejar bien sentada la vaina: "Quién ha dicho que a fines del 2011 dejaremos el gobierno?, afirmó con ironía. "En el 2011, cuando comience el tercer gobierno aprista…", y luego agregó: "Eso será posible si ustedes me acompañan llevando la voz, las ideas, difundiendo las obras del gobierno, convenciendo a la gente. Ustedes son una especie de personeros".

Putalacagada. Caballo Loco es insufrible en estos pagos, y según parece este discursito lo tenía armado ya hace tiempo, como quien no quiere la cosa. Nada más que la constitución es más grande que su zapato, señor presidente, y se lo prohibe expresamente. Pero en fin, lo mismo ocurría con Uribe, en Colombia, y se hizo un terno a la medida, pero antes se ganó a los gringos. Alan ya se ha ganado a Bush y se ha acostado con la derecha.

Qué escribiste sobre la política en el Mundo de Maquiavello, Alan? Luego la barajó vía RPP (donde más, si le han armado una parrilla a la medida, llena de consultores sexuales, confidencias, chemas y chistositos. Lo mismo que Frecuencia Latina pero en Radio): "Yo dije "un momento, ¿por qué están condenados a irse los apristas en el 2011?".

Y si lo hacen bien se pueden quedar, pero eso no significa que hable a título personal. Yo soy muy adversario de personalizar las cosas a ese extremo, sostuvo sin empacho. Toledo o Alan, Alan o Toledo, ambos ya se sirvieron de la mesa, y por lo visto ambos seguirán meándose en la propuesta de Aristóteles.